28 feb 2011

¿Gay y machista?



LA SEMANA pasada comencé un curso oficial que durará hasta mediados de abril. Durante el fin de semana estuve ojeando el manual del curso y enseguida algo me llamó la atención. Todos los términos que se refieren a personas están tanto en masculino como en femenino. Es la primera vez que me encuentro con un texto así. Está redactado siguiendo la reciente normativa que pretende desterrar el sexismo del lenguaje, favoreciendo de este modo la igualdad. Se pretende que el género masculino (los alumnos) deje de considerarse como el genérico para ambos sexos y para ello se emplean o bien términos neutros (el alumnado) o bien –y más frecuentemente– la repetición de ambos géneros (las alumnas y los alumnos). De esta forma, en vez de leer frases tales como «El docente que quiera formar alumnos para que lleguen a ser buenos trabajadores, deberá atender a las necesidades particulares que éstos presenten.» podemos leer «El docente y la docente que quiera formar alumnas y alumnos para que lleguen a ser buenas trabajadoras y buenos trabajadores, deberá atender a las necesidades particulares que éstas y éstos presenten.»
     ¿Os choca tanto como a mí?
   Sabía que este lenguaje existía, pero nunca me lo había me lo había encontrado directamente. Al leer el texto, el lenguaje me parecía extraño, rebuscado y ante todo pesado. Era decir con cuatro palabras lo que se podía decir en dos y ello suponía un claro atentado contra la ley de la economía del lenguaje, por la que las lenguas siempre evolucionan hacia la sencillez. Es lo que explica, por ejemplo, que la «d» de los participios terminados en «–ado» acabe finalmente por perderse y la norma sea decir «Ya hemos cenao.»

   Esta mañana he comentado el asunto en clase y justo mientras lo hacía, me di cuenta de que me estaba metiendo en un berenjenal. De la veintena de alumnos que somos en clase, sólo somos dos hombres y encima hoy estaba yo solo. Al comentar el asunto, no pretendía decir que estuviera en contra ni a favor de ese lenguaje, tan solo decir que me resultaba extraño y un tanto pesado. Pero hacer una crítica a esa utilización del lenguaje, siendo yo el único hombre, resultaba objetivamente sospechoso.

   Ya sólo faltaría que siendo gay, fuera yo a ser intolerante, cerrado o machista. Siempre me he considerado dentro de la vanguardia del pensamiento librepensador y feroz oponente de todo lo que tenga el más mínimo tufillo retrógrado. ¿Pero soy realmente así? Es muy fácil pensar que no se es machista porque no se piense que el hombre sea superior a la mujer o porque no se crea que el lugar de la mujer esté en casa cuidando de los hijos. Aunque seamos gays, somos hombres y probablemente haya en nosotros algo de nuestra cultura machista, heterosexual y excluyente que tanto criticamos.
   Recuerdo que de niño y adolescente, cuando aún no sabía lo era, me molestaban frases como «A los niños les gusta el fútbol.» «A los chicos les gustan las motos.»  como si esas afirmaciones me dejaran fuera del concepto de niño y de chico. Siempre ha existido una “heterosexualización” del lenguaje por la cual «Los hombres las prefieren rubias.»  y «Las mujeres buscan a su príncipe azul.» Los gays quedamos fuera del concepto de hombre y las lesbianas del de mujeres. Sin embargo, aunque la proporción de gays fuera del uno por mil, ese «uno» ya impediría afirmar que a «los hombres les gustan las mujeres». Habría que decir que «a los hombres heterosexuales les gustan las mujeres». De ese mismo modo, la masculinización del lenguaje hace que el masculino se emplee para referirnos tanto a los hombres exclusivamente como a hombres y mujeres cuando hay representantes de ambos géneros.

   Esta mañana, cuando mi profesora quiso cerciorarse de que se habían comprendido sus explicaciones, nos preguntó: «¿Habéis entendido todos y todas?» Ese «todos» era sólo por mí. Si hubiera preguntado legítimamente: «¿Habéis entendido todas?» yo me habría sentido excluido. Es como deben de sentirse las mujeres cuando se utiliza el masculino.

   Teniendo en cuenta que las mujeres son más de la mitad de la población —y aún en el caso imposible de que fueran una minoría— ahora pienso que tienen todo el derecho del mundo cuando piden que no se las excluya del lenguaje. Estas repeticiones nos suenan ahora extrañas porque no estamos acostumbrados. Espero que dentro de poco tiempo lo extraño resulte utilizar el masculino como genérico para ambos sexos.

   Volviendo al título de esta pequeña reflexión, hay que reconocer que hay gays machistas, gays racistas, gays xenófobos e incluso gays homófobos. Y aunque la única característica esencial que nos define como gays es que somos hombres a los que nos atraen sexualmente los hombres [we like dick.], el hecho de pertenecer a una minoría que durante tanto tiempo ha sido víctima de marginación, desprecio, burlas y privación de derechos ha de hacernos por fuerza replantearnos continuamente las cosas. Si la intolerancia en todas sus vertientes es despreciable en cualquier persona, en personas que son ellas mismas víctimas de la intolerancia es simplemente repugnante.

The Inqueerer


7 comentarios:

  1. Nadie tiene la culpa de que en castellano el plural abarque ambos géneros, lo demas son gilipolleces político-correctas, a mi profesor de lengua del instituto estas cosas le mataban.... él consideraba una gilipollez decir "invidente" para decir "ciego" de toda la vida ¿Es que por ser políticamente correctos el invidente va a ver más? Por esa regla de no ofender a nadie cuando alguien en una novela escriba "Matilde era una mujer vieja y fea" si quiere que le publiquen tendrá que escribir que "Matilde era una mujer anualmente sobrepasada y discapacitada estética" ¡Ya jode tanta corrección! No te preocupes, no eres machista, sólo tienes sentido común y cultura.

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  2. entiendo lo que quieres decir, pero ese argumentario se me descoloca cuando el femenino de juez tiene que ser jueza, cuando juez era una palabra neutra cuando yo la estudié. No había mchismo en ninguno de sus términos, porque entonces por qué los trabajadores de un juzgado han de dirigirse a la jueza como su señoría y como "su señoraría". En fín, eso mismo se puede hacer extensible a teniente, concejal, médico, y un largo etcetera. Y sino, simplemente, que se inventen un neutro. Que por cierto, ya hay uno, el tratar a la gente de usted, y no veo yo que nadie propugne que se emplee. Claro que lo mismo terminaremos siendo ustedes... y ustedas.

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  3. Yo creo que peor que ser políticamente incorrectos es reiventar la gramática y complicar el lenguaje. Además, quienes inventaron eso, que supongo que serán gente influyente con nombre y apellido, demuestran una ignorancia supina de la historia del idioma. En virtud de la ley de la economía del lenguaje, el género masculino asimiló las funciones del neutro plural, y no creo que fuera por machismo sino por similitud de forma. A mí personalmente, igual que me repatea que se llame a una mujer "médico" o "sargento", también me estremezco al oír "los miembros y las miembras de Parlamento". Donde sí creo que hay machismo absoluto es en los diccionarios. Si siguiendo el orden alfabético la A precede a la O, no deberíamos encontrarnos entradas como "blanco,-a" sino "blanca,-o". En fin, Inqueerer, no me quiero alargar, pero el tema que has planteado da para discutir mucho. Besos y besas (jajajá).

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  4. Resultará que tenemos que hablar mal porque a cuatro feministas les salga del potorro y se dediquen a estropear el lenguaje hablando de miembros y de miembras.

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  5. Jaja, cari, ya veo por donde van todos los comentarios...

    bueno, evidentemente el lenguaje no es inocente y no cabe duda que todavía perviven usos generados por el machismo imperante durante siglos y eso no es fácil de cambiar. Yo creo como tú que ese texto así escrito resulta pesado de leer y de escuchar. Hay que buscar fórmulas. Por ejemplo no se puede decir: "Ha entendido todo el mundo y toda la munda" jajaj Eso es una chuminada por ejemplo.

    A mi, en contra de lo que dice Z. no me suena mal Jueza, sin embargo, es todo cuestión de acostumbrarse. Y es que no había mujeres juezas hasta hace bien poco; pero sin embargo he leído cosas para ser politicamente correctos que no tienen sentido. Y tampoco me gusta eso de poner: profesores/as. No sé, es muy complicado pq "docentes" es neutro pero que artículo le pones: los docentes y las docentes? repitiendo la palabra dos veces, Además que para hablar no puedes parar a pensar tanto.

    Yo creo que mas importante que el lenguaje que lo es, tiene que ser erradicado el machismo de las formas, los usos, las costumbres, el hogar, etc...


    Pero vamos que tu post está genial y te lo has currado, menos mal que tienes poco tiempo, ajajaa


    bezo.

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  6. Habláis de que «el castellano siempre ha sido así», «no vamos a reinventar el idiomas»… pero ahora creo que las cosas no son tan sencillas.

    Por ejemplo, hasta hace bien poco las palabras para designarnos eran «maricón, marica, mariquita, sarasa, bujarra...» Todas tenían una connotación negativa e insultante. El término homosexual era más neutro pero tenía un matiz como de estudio psicológico. Ha costado mucho que la sociedad en general utilice el término «gay». El macho ibérico se preguntaba que por qué nos iba a tener que nombrar con una palabra para más inri extranjera, cuando de toda la vida hemos sido simplemente maricones. Ahora esa actitud suena retrógrada.
    Actualmente, se está produciendo una reivindicación de los términos, «marica y maricón» como señas de identidad, pero sólo dentro de nuestra comunidad. Solamente nos lo podemos llamar entre nosotros, o nuestros allegados. ¡Pero pobre del que los utilice para insultarme! En los países anglosajones ocurre lo mismo con términos como «queer» y en Francia con «pédé».

    El que algo siempre ha sido así no justifica tenga que seguir siéndolo. Que el castellano desde que nació como lengua haya empleado el género masculino como el genérico para referirse a hombres y mujeres, no quiere decir que eso sea lo correcto. Lo mismo ocurre con el francés, y en Francia se están tomando medidas igualitarias similares a las españolas. Que el matrimonio haya sido toda la vida la unión entre un hombre y una mujer no quiere decir que eso esté bien. A la gente que no le guste, tendrá que acostumbrarse.
    A mí ahora se me hace raro entrar en un bar y no ver gente fumando. Dentro de poco lo raro será que hubo época en que era lo normal.

    Si una persona se siente ofendida si le llamo ciego, no me cuesta nada llamarle invidente. Si las mujeres se sienten con razón excluidas del lenguaje habrá que buscar fórmulas que las integre, a pesar de que toda la vida las cosas se hayan dicho de otra forma.
    Y creo que precisamente nosotros deberíamos ser más sensibles en estos temas…

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  7. Es que de verdad, ésto puede conmigo. Que una panda de políticos analfabetos y de izquierdosos mojigatos quieran cambiar el idioma por no molestar. Un ciego es un ciego, y lo seguirá siendo aunque le llamemos invidente. Y qué tiene de negativo decir "ciego". Lo único negativo que le veo a la palabra es que estamos diciendo lo evidente, que esa persona está ciega, lo cual ya es de por sí malo.

    En realidad, lo que buscan es hacer el paripé, cambiarlo todo para que nada cambie. Las mujeres siguen discriminadas, al igual que los gays. Pero si en vez de gay escribimos homosexual y en lugar de "libros" ponemos "libros y libras" entonces parece que, ¿cambia algo? No, todo sigue igual pero con mucho trajín para que parezca que se hace algo.

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